miércoles, 22 de diciembre de 2010

Policía no tiene control de armas

La Policía Nacional no dispone de un sistema adecuado de control de almacenamiento, distribución, uso y custodia de bienes, suministros, materiales y dotación de armas, lo cual impide constatar las existencias en custodia de los rastrillos y las que son distribuidas a los uniformados.

Esta es una de las principales observaciones que hacen los auditores de la Contraloría General del Estado (CGE), en el examen especial a la utilización de los bienes públicos durante las jornadas de protesta del 30-S, de la Comandancia General de la Policía Nacional, por el período comprendido entre el 29 de septiembre y el 1 de octubre pasados.

Examen especial
El informe borrador de este examen especial, al que tuvo acceso Diario La Hora, da cuenta de que los registros de P-4 (Oficial Administrativo) y rastrillo que se mantienen en las diferentes unidades y repartos policiales no están actualizados, se realizan manualmente, los saldos establecidos no son conciliados entre P-4 y la unidad de rastrillo, el movimiento de los bienes, suministros, materiales y dotación de armas no se sustentan con toda la documentación.

Igual se da cuenta que no se efectuaron constataciones físicas periódicas de las dotaciones entregadas a los integrantes de la Policía, situación que ocasionó que se desconozca si existen bienes perdidos, en mal estado o fuera de uso.

La dotación personal de cada policía comprende de: chaleco antibalas, un par de esposas, gas pimienta, tolete, pistola de 9 mm. y 50 balas, pero se comprobó que no todos los miembros poseen esta dotación en forma completa.

Las municiones
En lo relacionado a las municiones, a pesar de que la dotación es de 50 balas, especialmente en las ciudades de Guayaquil, Máchala y Portoviejo presentaron a la constatación sólo 35 municiones e informaron que a ellos les entregaron únicamente esa cantidad.

En otros casos, los policías presentaron una cantidad superior de balas a las entregadas oficialmente, argumentando que tenían en exceso, por cuanto recibieron munición para prácticas de tiro al blanco y aún no iban a los polígonos de tiro, o que fue adquirida personalmente en diferentes lugares de expendio del país para entrenarse y tener munición para enfrentar potenciales problemas.

Como consecuencia de esta investigación, los auditores de la Contraloría llegaron a la conclusión de que la ausencia de controles ha permitido que se pueda adquirir libremente municiones de diferentes características y que mientras está restringido el uso de armas, la venta de municiones es indiscriminada en el país.

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